Conduciamos coches en dias lluviosos, dejamos habitaciones con restos de vendas abandonadas, nos sentiamos a oscuras y solos y sin embargo alguien decidio colorearnos la vida. No hubo ni un gramo de melodrama, ni una moraleja o una decisión divina, unicamente amistad. O eso creia en un enero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario